lunes, 3 de junio de 2013

Capítulo 8

Abrí los ojos lentamente, me dolía la cabeza del golpe, así que cada movimiento que hacía era como si me clavasen mil cuchillos en el cerebro. Cuando se me despejó la vista vi a un muchacho dormido enfrente mía, los mechones azabaches que le caían por la cara le daban un aspecto si cabe más infantil. Pero no era cualquier muchacho, era el mismo que me había intentado asesinar y que ahora dormía tan plácidamente agarrado a mi cintura como si no pasara nada.

No, como si no pasara nada no. ¿ Y si volvía a intentar matarme? ¿Y si pasaba algo peor? ¿Y si...?
Lo único que sabía es que no tenía a nadie para defenderme en ésta ocasión y que no me iba a quedar a averiguar que pasaría. Me aparté de Zeev con el máximo sigilo que pude, pero aún así lo notó. Se incorporó rápidamente y sacó un cuchillo con tal velocidad que si mi mente estuviera más tranquila me hubiera preguntado de dónde lo había sacado. Pero en esos momentos estaba tan sumamente asustada que lo único que pensaba era que mi vida se acabaría en ese instante, como seguramente habría pasado con Will. Grité e intenté apartarme lo más que pude pero una pared impedía mi escape, lo que me puso más nerviosa.

- Tranquila - Zeev guardó el cuchillo mientras avanzaba hacia mí. Grité aún más y se detuvo en seco. ¿Qué pretendía, acercarse haciéndose el bueno y después atacarme con el cuchillo? - Yumi, no te voy a hacer nada.

- ¡¿Nada?! ¿Tu a ponerme un cuchillo en la garganta le llamas nada? Y además lo que habrás hecho con Will. - le respondí llorando como una magdalena. No podía callármelo.

- ¿Will? ¿Ponerte un cuchillo en dónde? Yo nunca te haría algo así. - protestaba desconcertado - ¿Pero de que estás...? Ah... - parecía que se le acababa de encender la bombilla. A saber lo que le había hecho a Will como para haberlo olvidado. Bajó la cabeza y se puso a rosmar algo por lo bajo, que no entendí, que llevaban las palabras "mierda" y "Will". Me miró de nuevo y dijo - No, te equivocas la persona que os hizo eso tanto a ti como a Will no soy yo. Es que es difícil de explicar. Solo confía en mí, me cortaría los dedos uno a uno yo mismo antes de hacerte daño.

- Pues no, no me fío de ti. Eras tu, no hay otra persona en el universo con esos ojos.

- No era yo. ¡Mírame! - Con un rápido movimiento agarró mis muñecas y se acercó para que observara sus ojos más de cerca. Me revolví aún que no sirvió de mucho puesto que era obvio que tenía más fuerza que yo.

No se. Los ojos que tenía en ese instante delante eran indudablemente del mismo color, pero la forma de mirar era la que yo recordaba antes de que me atacaran. La mirada que me profesaba era dulce y cálida, no fría y lujuriosa. Para nada rondaba lo tenebroso. ¿Pero por qué era igual y diferente al mismo tiempo? Después de un silencio incómodo bajé la mirada y dejé de forcejear, rindiendome a Zeev por completo. Él, en contraste con lo que yo me esperaba, cerró los ojos y  apoyó su cabeza sobre mi pecho, exhausto.

- Yumi, no se lo que te pasó, pero no podré vivir si no me dejas acercarme. No se vivir sin ti. Sé que tu no recuerdas nada, pero yo lo sé todo sobre ti. Y no puedo imaginar el estar otra vez yo solo, te necesito mucho más de lo que te puedas llegar a imaginar. Aún que no te fíes de mi déjame estar cerca para ver por mis propios ojos que no te pasa nada malo. No te tocaré si no quieres, pero necesito que me entiendas. - la voz con la que pronunció esas palabras era quebradiza, como un niño que evita el llorar y no lo logra.

- Te permito estar cerca, pero entiende cuando desconfío de ti. - levantó la cabeza y mis sospechas se confirmaron ya que tenía los ojos rojos y húmedos. - Dices que me necesitas pero solo te conozco de hace días, y ni siquiera sé si son días u horas porque según cierro los ojos paso de estar contigo a estar en cualquier otro lugar. No entiendo nada de lo que me ocurre y tu sabes lo que me ocurre y no me lo dices. Ahora lo que quiero son respuestas, no protección.

- Lo siento... - se retiró de encima mía y se sentó enfrente tapándose la cara con las manos. - Ya es hora de que te de una explicación. - me miró con intensidad al decir eso. El silencio que le siguió a esa frase me pareció una eternidad.

4 comentarios:

  1. ¡Al final me he quedado con ganas de más!
    Espero que publiques pronto que esto tiene buena pinta. Mientras, me gustaría invitarte a una taza de té en el jardín del Edén:
    http://losdeliriosdepandora.blogspot.com

    Espero que te guste.
    Nos volveremos a leer! ^^

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchísimas gracias por comentar! me alegra que te guste. Tardaré un poco en subir el siguiente porque tardo en hacer las ilustraciones. Muchísimas gracias de nuevo!

      Eliminar
  2. Hola:3
    tienes un premio en mi blog

    ResponderEliminar
  3. Porfa termiilalo pronto, q yo ablo por dos personas. ¡¡¡esta super intrigante !!!!

    ResponderEliminar