sábado, 18 de mayo de 2013

Capítulo 5

Corriamos a escondernos en cada esquina que había y yo no sabía por qué. Lo único que sabía era que me dolía todo y que a cada paso que daba era como correr sobre cuchillos al rojo vivo. Llego el momento en el que una lágrima se me escapó del ojo con tan mala suerte que Zeev la vió caer.

- ¿Te duele mucho?

- No - dige intentando convencerme más a mi que a él.

- No se debe mentir. - me sonrió - Ya estamos cerca, ven aquí - me subió a su caballito y emprendimos de nuevo la marcha, esta vez yo iba más comoda.

- ¿A dónde me llevas?

- Veo que sigues sin recordar nada. - suspiró - Te llevo a un lugar seguro, ya lo verás.

- Gracias, por todo. - Cerré los ojos y me dejé llevar.

Los abrí, encontrandome de nuevo en mi habitación. Era coña, ¿no? Ya empezaba a tocarme las narices que cada vez que cerrara los ojos fuese como si cambiara a una realidad paralela. ¿Sería eso? Realidades paralelas. Era totalmente tangible, una completa locura pero tangible.

- Bien, estás despierta. - Will entró por la puerta con una bandeja en mano llena de cosas deliciosas. - Dormiste toda la tarde, asi que te he hecho la cena.

- Muchas gracias, pero apenas tengo apetito.

- Como quieras, pero lo dejo aquí por si te entra hambre después. - Me dedicó una sonrisa dulce y me acarició la mejilla.

- Por cierto creo que ya se de dónde salió el naipe. Te parecerá una locura pero salió de un sueño mío, creo.

- ¿Un sueño? ¿Y cómo es ese sueño?

- Pues es como una ciudad pos apocalíptica, no hay nadie y estoy junto a un chico...

- ¿Cómo es el chico? - me interrumpió.

- Pues, alto, moreno, musculoso y tiene los ojos de color oro. Y se llama Zeev. - la cara se le ensombreció.
- Ya veo...

- ¿Tiene relevancia cómo es el chico? ¿Conoces a Zeev? - se me encendió la bombilla.

- ¿Cómo lo voy a conocer? Es tu sueño. Tengo que marcharme, no salgas de casa. - me besó la frente, cogió su abrigo y se fué cerrando trás de si la puerta principal con llave, supongo que para asegutarse de que me fuera imposible salir.

Cuántas prisas de repente. Algo olía a podrido en ese asunto. Will era muy lindo y me trataba como una reina, pero mentir no era su fuerte. ¿Por qué tenía tanto interés repentino en Zeev? ¿Sería que realmente existia fuera de mi cabeza?

Jo, eso era horrible, tener la impresión de saber que tienes las soluciones a los enigmas en tu cabeza pero no poder llegar a ellos. Es como un gran rompecabezas que está borroso e indefinido, no puedes juntar las piezas aún que lo intentes siempre va a haber alguna pieza mal colocada. Tendría que investigar a fondo toda mi vida hasta aquel día para ir despejando lagunas. Tenía mucho trabajo, así que me puse manos a la obra.

Rebusqué por la casa adelante y puse en un montón todos aquellos objetos que podrían aclararme algo, en su mayoría álbumes. Me senté en el sofá delante de el montón y me dispuse a descubrir lo que se escondía bajo las lagunas de mi mente. Abrí el primer álbum de fotos y lo q vi no lo pude creer. Las fotos estaban tan borrosas como mi cabeza. Rápidamente me apoderé de el siguiente álbum con aprehensión, lo abrí. Igual, ninguna foto me decía nada, todo eran fotogramas difusos y blanquecinos.

Algo raro pasaba. Era imposible que en ninguna parte de la casa hubiera un recuerdo nítido. Pero era así, por más que busqué por todos los rincones no encontré nada. ¿Acaso el sueño era esta vida? Me sentía dividida y confusa, no podía vivir dos vidas totalmente separadas pero conjuntas al mismo tiempo. En un lugar me querían asesinar por el mero hecho de existir y en el otro era una enferma sin pasado cautiva en su propio apartamento. Entonces, allí sentada en el suelo, rodeada de recuerdos inconcretos, tomé la decisión de que me había vuelto completamente loca, pero siempre he sido curiosa así que si el sino quería jugarmela yo no pensaba rendirme tan pronto, sino que pelearía si hiciera falta y vería el final de lo que había latente en un futuro no muy lejano.

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